UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE CHIAPAS
Facultad de humanidades
Campus vl
Curso: preuniversitario
Carrera: pedagogía
Materia: aprendizaje en linea
Alumno: Josue Guzmán López
Maestra: Cenovia del Carmen Galindo Perez
Resumen de pedagogía personalista y Educación para la paz
publicado el
Fecha: 15 de octubre de 2015
Jueves
Hora: 19:19 PM
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PEDAGOGÍA PERSONALISTA Y EDUCACIÓN PARA LA PAZ
La elaboración de este artículo tuvo su origen en la lectura
de unas páginas sobre educación para la Paz de José Antonio Ibáñez-Martín, en
las cuales se sintonizan y se entremezclan el pensamiento pedagógico y la
pasión por la educación del Autor, quien sugiere a los profesores las
estrategias educativas que deben adoptar para ser "constructores de
paz".
La reflexión sobre estas páginas me movió a examinar la
Pedagogía de la Paz por lo tanto, esta contribución se articula en tres partes.
1.- A modo de introducción, se mencionan algunos pedagogos
del siglo XX que han tratado ésta temática.
2.- Se analizan las
propuestas elaboradas por la pedagogía del personalismo italiano.
3.-Se dedica a reflexionar sobre el pensamiento de José
Antonio Ibáñez-Martín acerca la Educación para la Paz.
La paz es uno de los grandes ideales educativos del siglo
XX, al que pedagogos, educadores y "hombres de buena voluntad" han mirado
con atención y esperanza. Una pedagogía que ha reelaborado el significado de la
paz y ha ampliado sus horizontes con miras a la promoción de una
"convivencia de las diferencias".
La construcción de esta estimulante pedagogía de la Paz se
inició en los años treinta, implicando a educadores pertenecientes a
antropologías pedagógicas, diversas; a diversas corrientes de pensamiento y de
valores, a culturas y nacionalidades quienes han tratado de responder a la necesidad
de reconstruir una civilización planetaria basada en el respeto al valor y
dignidad de cada ser humano, la naturaleza y la vida.
Sostenía, entre otras cosas, que «la paz es una meta que se
puede alcanzar solamente a través del acuerdo, y dos son los medios que
conducen a esta unión pacificadora: uno el esfuerzo inmediato por resolver sin
violencia los conflictos, como la guerra; el otro, es el esfuerzo prolongado de
construir la paz entre los hombres mediante la educación.
En esta perspectiva se situaba también E. Clapa redé, quien
sostenía que para lograr la paz es necesario resolver el problema de «desarmar
el odio», que es esencialmente de tipo psicológico
Esta creencia era compartida por otros pedagogos de la
Pedagogía Activa, entre los cuales podemos recordar a A. Ferrère, quien
afirmaba que la paz.
De hecho, desde su punto de vista, sólo «reforzando la labor
de las Naciones Unidas, y educando a los hombres para ver la necesidad de
sustituir la anarquía internacional por un derecho internacional efectivo, el
peligro inmediato (de la guerra)» podía «ser evitado»
Otros educadores (por ejemplo, S. Hessen [11] y E. Spranger
[12]) tienen el mé- rito de haber sabido llamar la atención sobre los valores,
las virtudes y sobre la conquista de una conciencia moral que está en la base
de la naturaleza humana,
la educación en valores y para la conquista de la virtud se
identifica con la educación para la paz que «impulsa la libertad y la
individualidad personal, que deben comprometerse y se realizan en la
"perfecta comunión espiritual"
Desde una perspectiva cristiana, se coloca con autoridad F.
W. Foerster, quien afirmaba que «el gran potencial de enemistad y hostilidad
existente en el mundo pueden ser eliminados y destruidos únicamente mediante la
aplicación de los preceptos del Evangelio»
Retomando el tema de la humildad, Foerster apelaba a la
capacidad de sacrificarse por los otros, de regular el instinto de
autoafirmación, de vivir los preceptos evangélicos y de trabajar por «la
afirmación de nuestros semejantes...», afirmando que solamente el respeto a la
Palabra de Dios puede originar aquella política que «crea el ambiente moral en
el que las diferencias y oposiciones legítimas pueden ser coordinadas y
armonizadas entre s
También señalaba Mounier como la exasperación de la
individualidad es el primero de los actos de guerra. En cambio, la disciplina
de la persona, y el aprendizaje de un movimiento de la comprensión del otro
Por tanto, el logro de la paz exige una visión realista de
la persona y es siempre fruto de un proceso de madurez personal. Quien asume el
compromiso de educar no puede ignorar la existencia de la agresividad
individual, la cual incluso presentándose más bien sospechosa al mundo de los
valores.
Desde este enfoque, la persona es vista como una unidad,
como un proceso vital, continuo y consistente, como el punto de apoyo que a una
estabilidad y cambio, se trata de una totalidad dinámica que vale, que merece
ser respetada y amada.
Por tanto, en este sentido, se puede afirmar que hablar de
Educación para la Paz o a la Paz no se refiere a algo distinto de una educación
tout-court, sin adjetivos, cuando, en realidad la educación se dirige al hombre
y para el hombre.
Los pedagogos personalistas respondieron a esta llamada del
Papa y Aldo Agazzi el 25 de enero del mismo año publicó un artículo titulado
Una "nueva"pedagogía, la educación para la paz.
La Pedagogía para la Paz, de hecho, valoriza las fuerzas
activas que tiene la persona, presupone ya la celebración de potencialidad» y propone una educación capaz
de hacer que cada uno comprenda el significado del eslogan «la paz también
depende de ti.
PARA SER CONSTRUCTORES DE PAZ
En la abundante
producción científica de José Antonio Ibáñez-Martín el tema de la Educación
para la Paz no ocupa un espacio amplio sin embargo, se hace presente una fuerte
y constante tensión ética, una voluntad de ayudar al ser humano a conseguir su
"plenitud" y a construirse como persona virtuosa capaz de alcanzar
una vida buena.
Se hace por tanto evidente que como fundamento de esta
visión educativa existe una antropología que entiende al hombre como un ser
valioso, que es persona y que por tanto, como enseña Sto. Tomás de Aquino es
«aquello más perfecto que existe en la naturaleza» y consecuentemente tiene el
derecho de adquirir una cultura que le permita valer más, ser más, de
realizarse «según su naturaleza más profunda», «de comprometerse en la práctica
de aquello objetivamente válido.
Con este propósito, el profesor, precisa que el ser humano
es capaz de alcanzar una paz auténtica cuando consigue realizar «la unión entre
la libertad y los valores que plenifican a la persona, precisamente porque
posibilitan el desarrollo de la dignidad humana.
La educación tiene la tarea de orientar al ser humano a
través de este horizonte y los educadores están llamados a promover "el
espíritu de paz", El profesor propone, a los educadores, algunas
estrategias.
La primera estrategia que aparece propuesta es la promoción
de la capacidad de comprender el riesgo de ser víctima de prejuicios o de
incomprensión que alimentan una cultura de la intolerancia, el resentimiento,
el odio o de la guerra, y en última instancia de la muerte. El deber de honrar el valor del ser humano es
subrayado en la segunda estrategia en la cual el profesor solicita a todos los
educadores esforzarse y comprometerse para individuar los elementos
estructurales de la dignidad humana. Proponiendo esta estrategia afirma y
precisa que la acción educativa no puede no tener en su fundamento una
concepción del hombre, una antropología pedagógica de la cual surgen las
finalidades y el ñú de la educación y los "contenidos esenciales" de
la educación.
El pedagogo recomienda también a los educadores (cuarta
estrategia) evitar los métodos educativos y los comportamientos que no
favorecen la construcción de la cultura de paz. Por tanto solicita el
compromiso para hacer que el ejemplo no degenere y se transforme en envidia y
que la desigualdad de "dones". A la propuesta de esta estrategia
sigue la recomendación de enseñar «los modos más razonables de comportarse en
los conflictos».
La última propuesta es la de ayudar a los educandos «a que
desarrollen un corazón bueno», invitándoles a hacer gestos de paz, incluso
atreviéndose a romper las cadenas del fatalismo y liberarse del peso de las
pasiones heredadas por la historia, Sugiere hablar con ellos, interpelándolos
personalmente en el diálogo, alentando y animándolos a reflexionar y
comprometerse con los otros, y a adoptar comportamientos coherentes con sus
propias palabras, tratando de mostrar siempre generosidad y voluntad de paz.
José Antonio Ibáñez-Martín afirma, entre otras cosas, que el
educador debe reflexionar sobre las relaciones que se entretejen entre la
verdad, la libertad y el diálogo, Los educadores están llamados a impulsar el
diálogo y a enseñar aquello que es bueno, «a mostrar sus bases teóricas».
A los educadores pide por lo tanto comprometerse para
construir una comunidad donde se educa recíprocamente y donde es posible vivir
según la verdad del ser humano, José Antonio Ibáñez-Martín invita a los
educadores a confiar en los jóvenes, a comprender sus debilidades, a ofrecerles
las oportunidades necesarias para proyectar y realizar su propia existencia. Este
llamamiento nos lleva a enfatizar la oportunidad histórica y social, el vigor
axiológico, la potencialidad, la promesa de eficacia y la tensión al bien de la
propuesta de Educación para la Paz de José Antonio Ibáñez-Martín.
Por último, cabe señalar que Benedicto XVI en su Mensaje con
ocasión de la 45° Jornada Mundial de la Paz pide a los adultos "estar
atentos al mundo juvenil", de "saberlos escuchar y apreciar",
precisando que esta atención "no es sólo una oportunidad, sino un deber
primario de toda la sociedad, para construir un futuro de justicia y paz".
La invitación del Santo Padre consiste en testimoniar cuidado, amor, esperanza
en los conflictos de los jóvenes y a comprometerse «por su bien y para hacerles
capaces de hacer el bien». Hay que asegurarse que todos los hombres y sobre
todo los jóvenes sabrán comprometerse para crecer y "vivir
humanamente", esto es, para poder estar bien consigo mismos y con los
otros, para respetar y amar la vida, para tener una relación positiva con el
propio ambiente, La paz es también «fruto de la justicia y efecto de la caridad
es antes que nada un don de Dios que también es necesario construir y todos
estamos llamados a construirla y a construirnos o constituirnos como personas
de paz.